miércoles, 10 de abril de 2019

Real Fábrica de Municiones de Eugi en Navarra (II de III)

Éste artículo es la continuación de otro que publicamos la semana pasada, al cual puedes acceder PICANDO AQUÍ.

El combustible.-
Las tareas de aprovisionamiento del carbón comenzaban en invierno con la tala de las hayas (todavía hoy se corta la madera para leña con la luna menguante de finales de enero o primeros de febrero), cuando todavía la savia está retraída y la madera tiene menos humedad por efecto del frío. Ésta madera se dejaba secar antes de hacer el carbón con ella. Los libros de contabilidad recogen pagos a los carboneros por más de 45.000 de portes de 4 sacos, en total unos 130 kilos por porte, lo que suman en torno a 6 millones de kilos de carbón por temporada, que se almacenaban en dos silos construidos a tal efecto. Teniendo en cuenta que se precisan unos 5 kilos de leña de haya para obtener uno de carbón, el bosque sufría una pérdida de 30 millones de kilos cada año.

Contraportada del folleto de visita
 Desde sus inicios, se repobló el bosque con tantos árboles como los que se talaban, pero rápidamente vieron que esa medida era insuficiente. Poco después, procedieron a dejar el tronco principal de los árboles, talando su parte superior, de esta forma crecían ramas a modo de brazos de candelabro a su alrededor. Pero esta opción tampoco llegó a saciar la voracidad de las fraguas y hornos de la fábrica, teniendo que comprar carbón de bosques más allá de los montes de Quinto Real (montes de la Corona o legua acotada). Tras arrasar el bosque, en 1784, el Cuerpo de Artillería propone la construcción de una nueva Real Fábrica de Armas en Orbaiceta, en las proximidades de otro bosque inmenso, el que actualmente conocemos como selva de Irati.

Foto obtenida de: https://hiveminer.com/Tags/hayas%2Cnafarroa
En los montes aledaños al de Quito Real, por aquella época se talaban grandes cantidades de hayas para enviarlas hasta Pamplona durante los meses de marzo y abril, utilizando el río Arga, en lo que se llamaba “leña de río”. Actualmente, aquel bosque que fue esquilmado ha recuperado su antiguo esplendor y constituye uno de los mejores exponentes de bosque atlántico de hayas y robles del norte de Navarra.

Foto obtenida de: https://hiveminer.com/Tags/camino%2Chayas

El mineral.-
En las cercanas minas de Legarchulo y Beordin, adentrándonos en el bosque a pocos kilómetros en dirección norte desde la fábrica, las betas de hierro son ricas en piritas (hierro con impurezas de azufre), esto provoca que tras la fundición se obtenga un hierro agrio, de grano gordo, con poca coherencia, por lo cual era muy apreciado en los proyectiles huecos por su alta fragmentación. De esa actividad minera dan fe varias galerías de unos 80 m de recorrido horizontal, situadas al lado de las minas.

Trincheras al lado de las minas. Foto del póster de visita
La primera purificación del hierro se hacía a pié de mina, utilizando la misma técnica que la de producción de cal, consistente en alternar capas de mineral con otras de leña (procedente de los deshechos del ramaje de los árboles talados), prendiendo fuego a la pira formada se conseguía separar las impurezas más groseras que traía el mineral. Al tiempo que se reducía el peso a transportar hasta las instalaciones de la fábrica, se quemaban los restos de leña de menor calidad para la producción de carbón, reduciendo el consumo de éste último combustible y su transporte a la factoría.

Minas de pirita. Foto del póster de visita
Inicio del ciclo de la actividad productiva.-
La fábrica iniciaba su actividad a primeros de octubre, dependía del caudal del río Arga; si disponía de suficiente volumen hídrico comenzaba antes su actividad. Para esa fecha las carboneras estaban completamente llenas, listas para alimentar los hornos de fundición. También para esas alturas del año, se había extraído y purificado el hierro suficiente para ser trasformado en balas, con tamaños que iban desde una pelota de pin-pon, hasta algo más de un balón de fútbol. En total se llegaban a producir de 1.250.000 a 1.290.00 kg anuales.

Zona de hornos, parte exterior.
El flujo de materiales estaba perfectamente ordenado; las carboneras, de varias plantas de altura, abastecían por la parte superior a los hornos situados a un lado de éstas. Con la misma disposición en altura, los silos de hierro podían cargar el mineral por la boca superior de los hornos. Para poder llevar a cabo esta organización de las actividades productivas tuvo que realizarse un trabajo previo de planificación y ubicación de cada edificio, haciendo un uso extraordinario de las grandes pendientes del terreno, lo cual propiciaba que las materias primas pudieran entrar en los silos desde la parte superior de éstos, y desde los almacenes a los hornos siempre en dirección descendente.

Zona de hornos, parte interior. Foto del póster de visita

Las arenas para el moldeado de los proyectiles se sacaban del río y se almacenaban cerca del taller de moldería. Cada 4 horas los hornos derramaban el hierro líquido incandescente sobre los moldes. Una vez enfriados, pasaban a un tambor de acabado y limpieza que giraba constantemente, en el cual iban puliendo su forma y soltando la arena adherida, por rozamiento de unas piezas con otras. Una vez pasado el control visual de calidad, eran almacenadas en la plaza de municiones, delante del palacio.

Horno en estado actual
El agua del río Arga ejercía de fuerza propulsora de todo el sistema. Mediante una noria se accionaba un fuelle para cada horno, que insuflaba unos 300 litros de aire en cada golpe. Otra movía sin descanso el tambor de acabado y limpieza de proyectiles. A ese frenético ritmo, los carpinteros siempre estaban reparando soportes y otros elementos por el desgaste producido en la madera. Para controlar el caudal del río se construyeron dos represas aguas arriba. La primera, hecha con tablones de madera que se mantenía abierta en caso de riada y una anterior a ésta más sólida y permanente. Existe documentación de que en 1777 se proyectó un canal navegable hasta Pamplona, con compuertas al estilo del Canal de Castilla, pero la idea fue desechada por su alto coste.

Talleres. Foto del póster de visita
La separación de la escoria se producía al dilatar violentamente la colada incandescente de metal fundido al entrar en contacto con el agua fría del río. Después, ya trituradas, se reutilizaban para el relleno de socavones de los caminos. Las arenas de los moldes se tamizaban y se volvían a utilizar en nuevos modelos de proyectil.

Estado actual de la fábrica de municiones
PARA SABER MÁS:
Para obtener una guía de visita de la Real Fábrica, en formato PDF, puedes PICAR AQUÍ
Para obtener la segunda parte de la guía de visita (el reverso) en formato PDF, puedes PICAR AQUÍ
Para ver un vídeo del estado actual de la Real Fábrica de Municiones, PICAR AQUÍ
Para obtener el tríptico del centro de interpretación de Eugi, PICAR AQUÍ

Próximamente publicaremos la segunda y tercera parte:
Para acceder a la primera parte, puedes PICARAQUÍ
Para acceder a la tercera parte, puedes PICAR AQUÍ

FUENTES CONSULTADAS:
Nº 28 de la publicación Cultura Navarra, de 10 de agosto de 2017, páginas 21 a 26, dedicadas a la Real Fábrica de Municiones de Eugi. Autores: Ana Carmen Sánchez Delgado, Luis Francisco Labé Valenzuela

Nº 49 de la publicación Conocer Navarra, de diciembre de 2017, páginas 28 a 45, en el artículo La Industria de la Naturaleza Domesticada dedicada a la Real Fábrica de Municiones de Eugi. Autora: Codés Morrás.

Os propongo una excursión de un día, con inicio y fin en Pamplona, que pasa por la Real Fábrica de Municiones de Eugi, te lleva a Francia para visitar dos localidades preciosas como son Saint Étienne de Baïgorry y San Juan de Pie de Puerto (del cual escribí en 2015 el siguiente artículo en nuestro blog: PICAR AQUÍ) y vuelve por Roncesvalles / Orreaga, Burguete / Auritz y por la ruta francesa del Camino de Santiago, hasta Pamplona. Tiempo estimado de ruta en coche: unas 3h y 30min, más el que le añadas en las paradas propuestas, sale una interesante excursión de todo el día.



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