lunes, 25 de septiembre de 2017

Instrucciones Para Subir Una Escalera, de Julio Cortázar

Todos los años tratamos de comenzar el nuevo curso con buen humor, cosa que no nos resulta difícil, puesto que volvemos relajados después del periodo de vacaciones de verano. Esta vez os traigo el texto de un maestro de maestros en cuestiones literarias como es Julio Cortázar, en el que nos relata de forma detallada como se sube una escalera, expresado de tal modo, que parece explicado como si se tratase de un sistema de elevación propio de otro planeta, cultura, país desconocido, o de otra época lejana, de la cual ya no se tiene noticia.

Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables.…

Julio Cortázar

En este relato corto, Cortázar huye de la simbología que atribuye a la escalera las cualidades de conexión con un mundo superior de conocimientos ocultos para quien no transita por ella, utilizado por diferentes culturas antiguas en la construcción de las pirámides escalonadas. En cambio se sumerge en un juego creativo con el lenguaje, que le sirve para narrar de diferentes formas el ascenso por una escalera.

Con esta entrada, os invito a acercaros al universo intelectual de uno de los grandes literatos de lengua castellana. Al que le dé algo de pereza puede escucharlo de boca del autor en el siguiente enlace:


Instrucciones para subir una escalera
Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables. Agachándose y poniendo la mano izquierda en una de las partes verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se está en posesión momentánea de un peldaño o escalón.

Julio Cortázar

Cada uno de estos peldaños, formados como se ve por dos elementos, se sitúa un tanto más arriba y adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquiera otra combinación producirá formas quizá más bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de una planta baja a un primer piso.

Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón.

Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie).


Llegado en esta forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso.

Se nota que quedó satisfecho con el texto anterior, porque se animó a escribir el siguiente, que trata cómo subir una escalera al revés, comenzando con un guiño al Quijote de Cervantes. Para los perezosos de la lectura, os dejo un enlace para que podáis disfrutar de la narración realizada por el propio autor, con un fondo musical de jazz, música que le gustaba mucho. Si cerráis los ojos, no os costará mucho imaginar a Cortázar subiendo una escalera al revés, para experimentar las dificultades antes de escribirlas sobre el papel.

Por otra parte, uno de los artistas gráficos con un punto de vista muy personal sobre las escaleras es el holandés M.C. Escher, del cual hemos elegido varias litografías sobre escaleras para ilustrar esta entrada.

Instrucciones para subir una escalera al revés

En un lugar de la bibliografía del que no quiero acordarme, se explicó alguna vez que hay escaleras para subir y escaleras para bajar; lo que no se dijo entonces es que también puede haber escaleras para ir hacia atrás.
Los usuarios de estos útiles artefactos comprenderán, sin excesivo esfuerzo, que cualquier escalera va hacia atrás si uno la sube de espaldas, pero lo que en esos casos está por verse es el resultado de tan insólito proceso.


Hágase la prueba con cualquier escalera exterior.
Vencido el primer sentimiento de incomodidad e incluso de vértigo, se descubrirá a cada peldaño un nuevo ámbito que, si bien forma parte del ámbito del peldaño precedente, al mismo tiempo lo corrige, lo critica y lo ensancha.


Piénsese que muy poco antes, la última vez que se había trepado en la forma usual por esa escalera, el mundo de atrás quedaba abolido por la escalera misma, su hipnótica sucesión de peldaños; en cambio, bastará subirla de espaldas para que un horizonte limitado al comienzo por la tapia del jardín, salte ahora hasta el campito de los Peñaloza, abarque luego el molino de la Turca, estalle en los álamos del cementerio y, con un poco de suerte, llegue hasta el horizonte de verdad, el de la definición que nos enseñaba la señorita de tercer grado.
¿Y el cielo? ¿Y las nubes? Cuéntelas cuando esté en lo más alto, bébase el cielo que le cae en plena cara desde su inmenso embudo.

A lo mejor después, cuando gire en redondo y entre en el piso alto de su casa, en su vida doméstica y diaria, comprenderá que también allí había que mirar muchas cosas en esa forma, que también en una boca, un amor, una novela, había que subir hacia atrás.
Pero tenga cuidado, es fácil tropezar y caerse.
Hay cosas que sólo se dejan ver mientras se sube hacia atrás y otras que no quieren, que tienen miedo de ese ascenso que las obliga a desnudarse tanto; obstinadas en su nivel y en su máscara se vengan cruelmente del que sube de espaldas para ver lo otro, el campito de los Peñaloza o los álamos del cementerio.
Cuidado con esa silla; cuidado con esa mujer.

Para finalizar, dejaros el último relato, esta vez en forma de narración, que es el que más me gusta de ésta serie de textos cortos por su profundidad, titulado Instrucciones para dar cuerda a un reloj.



Para saber más:

En este enlace podéis ver una representación gráfica del texto de Cortázar simultáneamente a la lectura del texto:

En este otro enlace se puede ver una representación teatralizada por alumnos de un instituto:


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