Ciclo Superior de Proyectos de Edificación del IES Politécnico Jesús Marín, nos desplazamos hasta la planta cementera situada en La Araña, para asistir a una jornada técnica sobre la elaboración de clinker y cemento. Fue una visita muy interesante, de una alta calidad técnica. Aquí os traigo el primero de los dos artículos. Nos desplazamos en autobús con 35 alumnos y algunos profesores se trasladaron en vehículo propio. Varios estudiantes no pudieron asistir por encontrarse realizando la Formación en Centros de Trabajo, por compatibilizar trabajo con la realización de nuestro ciclo formativo o por tener cita médica ese mismo día.
La actual cementera de La Araña se gestó en el año 1900 con la creación de la Sociedad Financiera y Minera (FYM) que realizó la provisión de fondos económicos que posibilitó el inicio de las obras en 1920 y la inauguración de la planta cementera en 1925, lo cual la hace ser la cementera más antigua de Andalucía. Durante este tiempo ha ido cambiando de propietarios, sobre todo desde finales de los años 80 del pasado siglo, en que la globalización de la economía propició la entrada de capital extranjero en las empresas españolas. Actualmente pertenece a Heidelberg Cement, siendo la más productiva de todas las plantas que el grupo dispone en los 60 países donde tiene instalaciones productoras.
Nos recibió e hizo de guía durante toda la visita D. Carlos Cabeza, Jefe del Área de Compras y Energía de la planta malagueña. En el salón de actos, Dña. Ana Calvente Jefa del Área de Calidad y Medio Ambiente, nos hizo una breve reseña histórica de la fábrica y del grupo al que pertenece. Después nos explicó el proceso productivo para la obtención del cemento, desde la preparación de las materias primas (caliza + arcilla + pizarra + hierro), hasta la obtención del clinker y el cemento. En esta fase nos detalló las numerosas medidas de control de calidad y de protección medioambiental que aplican en la planta.
Una vez mezcladas y molidas, las materias primas son elevadas a una altura de 120 m, para que mediante una torre de ciclones, se produzca un precalentamiento de los minerales molidos, que bajando, entran en contacto con los gases calientes que salen del horno; funcionando el conjunto como intercambiador de calor, produciendo un ahorro de energía, puesto que el crudo (mezcla de minerales antes de la cocción) entra en el horno a una cierta temperatura. También se produce una disminución del polvo contenido en los gases de combustión, puesto que queda fijado a los minerales que bajan a menor temperatura, reintroduciéndose nuevamente en el horno. Posteriormente esos gases son filtrados para reducir al máximo las emisiones.
A la entrada del horno lineal rotativo se producen temperaturas de 1.000 ºC, y tras el paso a través de las decenas de metros de éste, en la parte final, se habrán alcanzado temperaturas de 2.000 ºC, para terminar el proceso de clinkerización de la mezcla inicial de áridos (crudo), produciéndose un clinker granulado, absolutamente deshidratado, que habrá que moler fino para mejorar su plasticidad o capacidad de adoptar la forma de su recipiente contenedor (léase encofrado). El clinker 100 % no tiene aplicación directa en el acto edificatorio, puesto que su proceso de fraguado y endurecimiento comienza en el momento de ser hidratado, no dejando margen de tiempo para la puesta en obra. Así pues, se le añade yeso en diferentes proporciones para dilatar el tiempo de fraguado y también otras adiciones para dotar de otras propiedades físico – químicas. La mezcla de clinker + yeso + adiciones es lo que conocemos como cemento, habiendo diferentes categorías en función de las proporciones de sus componentes.
En todo ese proceso, Ana nos explicó con numerosos ejemplos cómo hacen un uso eficiente de la energía consumida, así como las medidas que llevan a cabo para la reducción y control de las emisiones producidas, cumpliendo de esta forma con las directivas europeas y nacionales que son enviadas en tiempo real a la Consejería de Medio Ambiente, después de ser captadas por los sensores instalados en diferentes lugares del proceso productivo de la planta. De esta forma han obtenido diferentes certificaciones AENOR, tanto del Sistema de la Gestión de la Calidad, en el Sistema de la Gestión Ambiental, como en el Sistema de Gestión Energética.
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