La empresa
Isolux Corsán resultó adjudicataria para la construcción que comenzó ese mismo año. Las primeras excavaciones del solar confirmaron los sondeos realizados en el terreno para elaborar el
estudio geotécnico previo a la redacción del proyecto arquitectónico, que apuntaba a restos de una importante construcción del periodo romano de la
Colonia Patricia Corduba (la
Córdoba romana). En concreto se trataba de los restos del
teatro romano de la población, y dada la importancia de los mismos (tenía un aforo de entre 30.000 y 50.000 personas), se paralizaron temporalmente las obras a la espera de la redacción de un proyecto reformado, mientras se realizaba la excavación e identificación de los restos, que a la postre también sacaron a la luz talleres artesanales
tardorromanos, y casas medievales
andalusíes. En el yacimiento se han datado restos de una secuencia temporal que va desde el siglo I a.C. pasando por las épocas
visigoda,
islámica y
bajomedieval cristiana. Siendo los restos del teatro romano los de más valor, habiéndose comparado éste al de
Mérida, construidos ambos en la misma época.
En 2004 se realizó un nuevo proyecto reformado, puesto que al profundizar en la excavación se localizaron
niveles freáticos que afectaban a la
cimentación proyectada en el proyecto anterior. A su vez en 2006 se elaboró otro reformado, para integrar los restos del teatro romano al espacio expositivo y adaptar el proyecto de seguridad y salud a la nueva obra. Finalmente queda construido con una superficie de 3.800 m
2, de los cuales 837 m
2 se dedican a espacios expositivos y un presupuesto superior a los 15,5 millones de euros.
El desnivel entre la plaza y los edificios en dirección norte, donde desarrolla su volumen el edificio, lo aprovecharon los arquitectos para proyectar un edificio escalonado, en el que se van acomodando los distintos usos, y en la parte superior, llegando a la altura de las cornisas de los edificios próximos, se sitúa la biblioteca del museo. La ubicación de
tragaluces acompañados de huecos en
forjados y fachadas hacen que la luz natural traspase el interior del edificio y llegue al sótano del mismo, donde se encuentran los restos arqueológicos, los cuales se pueden contemplar desde diferentes puntos del interior del museo, como desde la fachada del mismo hacia la plaza y también bajando una planta, por los pasillos habilitados a tal fin. Desde el primer momento, en el recibidor de la entrada del museo, el teatro romano toma protagonismo y aporta carácter propio al mismo, al haberse retraído el forjado de esa planta, dejando al descubierto unos metros más abajo parte del trazado y la estructura del mismo.
Sin duda, los autores del proyecto debieron estudiar con precisión la ubicación del sistema de cimentación para no afectar el yacimiento arqueológico. A mí, un elemento que me ha llamado la atención de la obra nueva, por su carácter estético, ha sido la escalera que conecta la planta principal con la primera. Es de hormigón armado, arranca con cinco
tabicas saliendo en una ménsula y girando 180º en una meseta semicircular, se desarrolla en dos tramos rectos sin sustentos hasta apoyar en el forjado de primera planta. De la construcción del teatro romano, llama la atención la solución dada por los ingenieros romanos a los aportes de aguas subterráneas, mediante grandes canales abovedados que conducían las aguas hacia estanques aliviaderos más allá del conjunto monumental, pasando por debajo del escenario. Sobre las bóvedas plantearon de una forma elegante y resolutiva las vías de acceso y evacuación del público al conjunto. Lo que no pudieron prever, es un terremoto que tuvo lugar entre los años 270 y 280 de nuestra era, que arruinó completamente el teatro colapsándolo, propiciando su expolio durante siglos para la utilización de la sillería en otros edificios de la ciudad.
El edificio no es lo mejor, el museo arqueológico de Córdoba está considerado como uno de los más completos de España, donde se ve representado todo el trayecto temporal desde la
Prehistoria hasta la Edad Media. Entre los elementos más importantes se encuentra la
Estela de Ategua, varias esculturas
zoomorfas, ajuares funerarios. Las piezas pertenecientes a la cultura romana son las más importantes de la colección, reflejando la importancia de la Colonia Patricia Corduba como capital de la
Bética para el imperio Romano. Me llamó la atención las
estelas funerarias de los
gladiadores, que hacen pensar a los expertos que había instalada una
escuela de gladiadores en la Córdoba romana. Recientemente se encontraron varias estelas de este tipo con inscripciones de sus moradores, constituyéndose como la segunda colección mejor del mundo, tras la de Roma, en este tipo de piezas arqueológicas.
La planta superior están expuestas las colecciones de vestigios medievales, en su mayor parte islámica, destacando la
Botella de los Músicos,
brocales de pozo, los tesorillos de monedas de diferentes épocas, y el conjunto de
capiteles y
basas con inscripciones. En definitiva, no hay excusa para dejar de asistir a este museo, que además es gratuito para los residentes en la CEE. Bien puede ser el punto de partida para empezar a recorrer la provincia de Córdoba localizando los enclaves en que fueron encontrados los vestigios de cada época y cultura,
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