Éste artículo es la continuación de otro que publicamos la
semana pasada, al cual puedes acceder PICANDO AQUÍ.
El combustible.-
Las tareas de aprovisionamiento del carbón comenzaban en
invierno con la tala de las hayas (todavía hoy se
corta la madera para leña con la luna menguante de finales
de enero o primeros de febrero), cuando todavía la savia está retraída y la madera tiene
menos humedad por efecto del frío. Ésta madera se dejaba secar antes de hacer
el carbón con ella. Los libros de contabilidad recogen pagos a los carboneros por
más de 45.000 de portes de 4 sacos, en total unos 130 kilos por porte, lo que
suman en torno a 6 millones de kilos de carbón por temporada, que se
almacenaban en dos silos construidos a tal efecto. Teniendo en cuenta que se
precisan unos 5 kilos de leña de haya para obtener uno de carbón, el bosque
sufría una pérdida de 30 millones de kilos cada año.
Contraportada del folleto de visita |
Foto obtenida de: https://hiveminer.com/Tags/hayas%2Cnafarroa |
En los montes aledaños al de Quito Real, por aquella época
se talaban grandes cantidades de hayas para enviarlas hasta Pamplona durante
los meses de marzo y abril, utilizando el río Arga, en lo que se
llamaba “leña de río”. Actualmente, aquel bosque que fue esquilmado ha
recuperado su antiguo esplendor y constituye uno de los mejores exponentes de
bosque atlántico de hayas y robles del norte de Navarra.
Foto obtenida de: https://hiveminer.com/Tags/camino%2Chayas |
El mineral.-
En las cercanas minas de Legarchulo y Beordin, adentrándonos
en el bosque a pocos kilómetros en dirección norte desde la fábrica, las betas
de hierro son ricas en piritas
(hierro con impurezas de azufre), esto provoca que tras
la fundición se obtenga un hierro agrio, de grano gordo, con poca coherencia, por
lo cual era muy apreciado en los proyectiles huecos por su alta fragmentación.
De esa actividad minera dan fe varias galerías de unos 80 m de recorrido
horizontal, situadas al lado de las minas.
Trincheras al lado de las minas. Foto del póster de visita |
La primera purificación del hierro se hacía a pié de mina,
utilizando la misma técnica que la de producción de cal, consistente
en alternar capas de mineral con otras de leña (procedente de los deshechos del
ramaje de los árboles talados), prendiendo fuego a la pira formada se conseguía
separar las impurezas más groseras que traía el mineral. Al tiempo que se
reducía el peso a transportar hasta las instalaciones de la fábrica, se
quemaban los restos de leña de menor calidad para la producción de carbón,
reduciendo el consumo de éste último combustible y su transporte a la factoría.
Inicio del
ciclo de la actividad productiva.-
La fábrica iniciaba su actividad a primeros de octubre,
dependía del caudal del río Arga; si disponía de suficiente volumen hídrico
comenzaba antes su actividad. Para esa fecha las carboneras estaban
completamente llenas, listas para alimentar los hornos de fundición. También
para esas alturas del año, se había extraído y purificado el hierro suficiente
para ser trasformado en balas, con tamaños que iban desde una pelota de pin-pon,
hasta algo más de un balón de fútbol. En total se llegaban a producir de
1.250.000 a 1.290.00 kg anuales.
El flujo de materiales estaba perfectamente ordenado; las
carboneras, de varias plantas de altura, abastecían por la parte superior a los
hornos situados a un lado de éstas. Con la misma disposición en altura, los
silos de hierro podían cargar el mineral por la boca superior de los hornos.
Para poder llevar a cabo esta organización de las actividades productivas tuvo
que realizarse un trabajo previo de planificación y ubicación de cada edificio,
haciendo un uso extraordinario de las grandes pendientes del terreno, lo cual
propiciaba que las materias primas pudieran entrar en los silos desde la parte
superior de éstos, y desde los almacenes a los hornos siempre en dirección
descendente.
Zona de hornos, parte interior. Foto del póster de visita |
Las arenas para el moldeado de los proyectiles se sacaban del río y se almacenaban cerca del taller de moldería. Cada 4 horas los hornos derramaban el hierro líquido incandescente sobre los moldes. Una vez enfriados, pasaban a un tambor de acabado y limpieza que giraba constantemente, en el cual iban puliendo su forma y soltando la arena adherida, por rozamiento de unas piezas con otras. Una vez pasado el control visual de calidad, eran almacenadas en la plaza de municiones, delante del palacio.
El agua del río Arga ejercía de fuerza propulsora de todo el
sistema. Mediante una noria se accionaba un fuelle para
cada horno, que insuflaba unos 300 litros de aire en cada golpe. Otra movía sin
descanso el tambor de acabado y limpieza de proyectiles. A ese frenético ritmo,
los carpinteros siempre estaban reparando soportes y otros elementos por el
desgaste producido en la madera. Para controlar el caudal del río se
construyeron dos represas
aguas arriba. La primera, hecha con tablones de madera que se mantenía abierta
en caso de riada y una anterior a ésta más sólida y permanente. Existe
documentación de que en 1777 se proyectó un canal navegable hasta Pamplona, con
compuertas al estilo del Canal de Castilla,
pero la idea fue desechada por su alto coste.
Talleres. Foto del póster de visita |
La separación de la escoria se producía
al dilatar violentamente la colada incandescente de metal fundido al entrar en
contacto con el agua fría del río. Después, ya trituradas, se reutilizaban para
el relleno de socavones de los caminos. Las arenas de los moldes se tamizaban y
se volvían a utilizar en nuevos modelos de proyectil.
Estado actual de la fábrica de municiones |
PARA SABER MÁS:
Para obtener una guía de visita de la Real Fábrica, en
formato PDF, puedes PICAR AQUÍ
Próximamente publicaremos la segunda y tercera parte:
Para acceder a la primera parte, puedes PICARAQUÍ
Para acceder a la tercera parte, puedes PICAR AQUÍ
FUENTES
CONSULTADAS:
Nº 28 de la publicación Cultura Navarra, de 10 de agosto de
2017, páginas 21 a 26, dedicadas a la Real Fábrica de Municiones de Eugi.
Autores: Ana Carmen Sánchez Delgado, Luis Francisco Labé Valenzuela
Nº 49 de la publicación Conocer Navarra, de diciembre de
2017, páginas 28 a 45, en el artículo La Industria de la Naturaleza Domesticada
dedicada a la Real Fábrica de Municiones de Eugi. Autora: Codés Morrás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario