Ésta Navidad nos ha regalado el descubrimiento de uno de los establecimientos romanos mejor conservados encontrados hasta ahora, dedicado a la venta de comida caliente para llevar. Mucho ha llovido desde que en el año 1738, Carlos III, entonces rey de Nápoles y Sicilia, y posteriormente rey de España (también llamado el político o el mejor alcalde de Madrid), ordenara al ingeniero militar Roque Joaquín de Alcubierre comenzar las primeras excavaciones de lo que años después quedó acreditado como las ruinas de la ciudad romana de Pompeya, en las inmediaciones de Nápoles.
Nereida |
Desde esa primara prospección Pompeya se ha convertido en una fuente interminable de noticias sobre la vida diaria que hacían los romanos hace 2.000 años. El Thermopolium* ahora descubierto es uno de los 80 establecimientos de comida rápida que se estima que había en la ciudad. Está ubicado en la esquina entre dos calles, y disponía de una barra de mampostería en forma de U para atender a los clientes. En la barra se aprecian unas tinajas encajadas, en las que se guardaban diferentes platos y bebidas preparados para ser consumidos. Se han encontrado restos de diferentes aves, como pollo o pato, también de cordero, cerdo, cabra, pescado y hasta caracoles. Los vegetales no han conseguido sobrevivir a las altas temperaturas de la lava y las cenizas que sepultaron la ciudad con una capa de más de 20m de altura.
Fuente: Luigi Spina EFE |
En el interior de una botella de vino se han encontrado
habas molidas, de ése hábito culinario romano se tiene noticia por el recetario
de cocina romana De re coquinaria atribuido a Marco Gavio Apicio,
el Karlos Arguiñano del siglo I. Se añadían las habas para blanquear y atenuar el
sabor del vino, que debía tener un fuerte sabor. En el frente de la barra, hay
varios frescos en excepcional estado de conservación, anunciando algunos
alimentos, a modo de carta de los productos que se servían en el local. Otra de
las pinturas representa una Nereida
(ninfa marina).
Tinajas |
Los ciudadanos romanos vivían en edificios de hasta 7 plantas (insulae: ínsula) en los cuales poseían o alquilaban una estancia que no tenía cocina, ni servicios; por tanto, hacían uso de éstos locales de comida caliente para llevar, los había especializados en desayunos y las cenas se hacían sin llegar la noche, más o menos siguiendo el horario actual europeo. También había locales para la dispensación y consumición de bebidas, algunos de ellos con música en vivo en su interior. Los ciudadanos más pudientes vivían a las afueras de las ciudades, en viviendas mucho más grandes, con criados para diferentes tareas y terrenos a su alrededor, son las domus, de las cuales quedan notables vestigios en Andalucía. En varias de las viviendas se han encontrado carteles anunciando Cave canem en latín, es decir Cuidado con el perro.
Frente del mostrador para atender al público |
Así pues, no os preguntéis qué han hecho los romanos por nosotros, como en la famosa película de los Monty Python “La vida de Brian”. Desde hace XX siglos todos los pueblos que baña el mediterráneo disfrutamos de compartir comida y bebida con nuestros familiares y amigos, un vestigio cultural que nos legaron los romanos. Y cuando llegaba el verano, los más acaudalados de los antiguos romanos se iban de vacaciones a la playa. Por mucho que os parezca, no somos nada originales en nuestros hábitos sociales.